Editorial

La revista AD-minister. Un breve repaso a su historia.

 

Hacia 1998, las directivas de la Escuela de Administración, avaladas por las directivas de la Universidad, decidieron emprender un camino diferente en cuanto a la formación de sus estudiantes. Dicha senda era distinta porque se decidió enriquecer la formación tradicional, de corte funcionalista, con la formación humanista crítica en la cual el hombre –no la ganancia económica– constituye el centro y eje principal de cualquier actividad administrativa en las organizaciones. Es por ello que se diseñó una estructura curricular que atendiese a dichos propósitos.

En el core de la carrera de Administración se incluyeron asignaturas de corte reflexivo más que instrumental, con las cuales se abrió un espacio para la discusión académica y la formación del criterio de quienes se formaban en el campo de la Administración.

A mediados del año 2001, varios profesores del área inicial de formación en el pregrado de Administración de Negocios y Pensamiento Administrativo, expresaron su deseo de crear un medio de comunicación escrito a través del cual se divulgaran las reflexiones críticas sobre la Administración tradicional, que tenían lugar entre los docentes y entre ellos y sus estudiantes. Sería un espacio que, ante todo, daría cabida al diálogo académico y al aprendizaje. En cierto modo, dicha publicación fue un producto concreto de las intenciones que habían orientado la reforma curricular del programa.

Luego de varias consultas y conversaciones –y de salvar varios obstáculos procedimentales y, hay que decirlo también, otros tantos de carácter político–, con el respaldo del decano de la Escuela de Administración, el doctor Francisco López Gallego, el sueño de aquel grupo de profesores comenzó a tomar forma en un medio escrito que no sería ya exclusivo de un área ni de un departamento académico: una revista que identificara a la Escuela de Administración. Su propósito era el de admitir a todas y cada una de las áreas académicas, en diálogos que privilegiarían la investigación y la crítica.

Profesores de varios departamentos de la Escuela de Administración respondieron con entusiasmo a la invitación para conformar el primer comité editorial y sin mayor experiencia editorial, pero con un inmenso deseo de hacer realidad la revista, varios de ellos aportaron textos de su propia inspiración. Dos estudiantes de los primeros semestres del pregrado en Administración se sumaron a la iniciativa y escribieron el que fuera su primer artículo, en el cual invitaban a sus compañeros a conocer y participar de la publicación.

En septiembre de 2002, comenzó a circular el primer número de AD-minister. Los profesores Cecilia Maya Ochoa y Maribel Serna Rodríguez, del entonces departamento de Finanzas, junto a Rubi Consuelo Mejía Quijano del departamento de Contaduría, Jorge Iván Vélez Castiblanco y Beatriz Uribe Ochoa, del departamento de Organización y Gerencia, Yaromir Muñoz Molina, del departamento de Mercadeo, y el profesor Andrés Felipe Urrego Espinosa, del área de Pensamiento Administrativo, integraron el primer Comité Editorial bajo la coordinación de la profesora del departamento de Organización y Gerencia Olga Lucía Garcés Uribe, y con el apoyo de las estudiantes Andrea Ruiz Restrepo y Luz María Jaramillo Montoya, presentaron a la comunidad universitaria y a la comunidad de Escuelas y Facultades de Administración colombianas una nueva opción para la divulgación de la producción académica e investigativa.

En los primeros estadios de su desarrollo, soportada en un trabajo editorial casi artesanal y lejos aún de las exigencias propias de los procesos de indexación, la revista de la Escuela de Administración AD-minister se instituyó como un lugar de diálogo a través del texto escrito. La escultura eafitense El Ágora, del maestro Hugo Zapata, primera imagen de su carátula, así lo daba a entender. Tal como reza su presentación, AD-minister se declaró “un espacio al servicio de la academia […] en procura de una administración reflexiva y comprensiva de la realidad organizacional. Una administración edificada con el ser humano y para él, quien como sujeto construye, y se construye a la vez, al servicio de los intereses de su comunidad”.

Hoy, diez años después, la publicación enfrenta nuevos retos que debe asumir. Entre ellos, su reconocimiento internacional. Con un nuevo equipo editorial y con el respaldo institucional como publicación oficial de la Escuela de Administración, continuará en su propósito de ser un espacio pluralista para la investigación en administración y en sus áreas afines.

Olga Lucía Garcés Uribe

Octubre 16 de 2012